La Leyenda. Colección José F Gálvez

Josep María Ribas Prous

Josep María Ribas Prous nació en Barcelona en 1940 y desde hace varias décadas reside en Reus (Tarragona) donde ha realizado uno de los más importantes trabajos sobre la recuperación de imágenes de una ciudad de cuantos se hayan hecho en nuestro país, compaginándolo al tiempo con la enseñanza, la concursística -como participante y  también como miembro de multitud de jurados- y la dirección de la Agrupación Fotográfica de Reus, desde 1960 hasta hoy.

Maestro indiscutible, artista para mí, investigador meticuloso, técnicamente perfecto y educador de varias generaciones de jóvenes fotógrafos, ha influido en ellas como nadie, y sus propios cambios de rumbo en su evolución fotográfica, han creado legiones de seguidores, de imitadores, de admiradores y de críticos feroces que no han podido con sus ideas, capacidad de trabajo y voluntad de servir a todo aquél que se le acerque con buena voluntad.

Conozco su obra como la palma de mi mano y podría preparar una exposición con las fotos que poseo de él y que guardo celosamente en mi colección; imágenes que contemplo con cierta frecuencia para deleite de mi espíritu, para sentirme tan vivo como él, para compartir sus emociones, para soñar y descansar plácidamente dejándome llevar entre sus bodegones, desnudos, retratos y paisajes.

Creo no equivocarme si digo que después de Pedro Luis Raota -fotógrafo argentino fallecido en 1986- Ribas es el autor que posee más medallas, premios y títulos nacionales e internacionales en todo el mundo, sobresaliendo el Venus de Cracovia (1978), Pravda de Moscú (197y9 y 1981), Gran Premio Negtor (1982) y el Arteder (1982), adornados por más de 2000 conferencias, talleres, cursos, proyecciones, y todos los títulos habidos y por haber de la Federation Internationale de l’Art Photographique (FIAP), entre ellos el de Maestro.

Su estilo es inconfundible y ha hecho de él un mito viviente de la fotografía española. Sus imágenes con grano, virajes al selenio y al oro, aquélla genial Serie azul de desnudos de mediados de los 80, el hiperrealismo de sus bodegones y paisajes, el gestualismo de su obra más reciente y la ambientación de sus retratos e interiores, dominando luz y texturas, han sido una y mil veces descaradamente copiados, porque cuando una foto suya conseguía un premio importante, todos aprovechaban esa idea para ganar un concurso tras otro.

Especialmente admirado, respetado y galardonado en la antigua URSS, invitado varias veces para visitar Moscú y ciudades importantes de las repúblicas entonces soviéticas, retrató como nadie el paisaje urbano y rural de tan lejanas tierras y luego nos lo mostró con sencillez para advertirnos de los problemas sociales que padecían aquellas gentes y que años después dieron la cara, como todos sabemos. Fue en Córdoba y en su Posada del Potro donde presentó aquella magnífica colección de “Recuerdos soviéticos” en 1986, y gracias a sus buenos amigos de los países del este, llegaron a nuestra ciudad autores impresionantes como Leonid Tugalev, Manis Gleizds, Viesturs Links, Jonas Kalvelis y Ziugurds Bilzonis entre otros.

Josep María lo ha sido todo en la fotografía española y aunque los años pasan factura y sus responsabilidades con el certamen conocido como “Medalla Gaudí”, la fototeca y la agrupación de Reus, limitaron su producción fotográfica, siempre encontró un hueco para mostrar sus últimas creaciones en el rincón más apartado del mundo y seguir así añadiendo reconocimientos y premios a su dilatadísima carrera fotográfica.

Me declaro seguidor incondicional de su obra y de su manera de vivir la fotografía, y gracias a su generosidad hoy puedo disfrutar en casa de la contemplación de imágenes impecables que tú también, querido espectador, estarás admirando en este momento. Gracias por haber dicho sí una vez más para tenerte entre nosotros, tus amigos de Córdoba, tu público, tus admiradores de siempre, Maestro.

José F. Gálvez

Presidente de Afoco

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